Hay días que este país funciona como un concurso de ideas de bombero. Otros, el brainstorming produce ideas geniales, que suelen caer en saco roto. Y, los más, parecemos resignados a la pertinaz sequía de siempre. Nos urge, sin embargo, ejercitar las neuronas, la imaginación, intentar encontrar nuevos caminos, proponer, discutir. Tarde o temprano le sacaremos provecho. Tiene más sentido, por supuesto, que el griterío cotidiano y vacío o la engañosa poesía lírica que encuentra prometedores brotes verdes en el desierto o la fácil salida de echarles toda la culpa de nuestros males a los griegos...
Nos visita un sabio americano, que fue uno de los gurús de Zapatero (mejor lo quita de su currículum, ¿no?) y continúa predicando la tercera revolución industrial en pleno tsunami. Jeremy Rifkin, pese a su optimismo tan norteamericano, no parece un iluminado. Su acierto es enfocar correctamente el gran drama: tenemos que encontrar una manera de crear decenas de miles de puestos de trabajo. Iba a escribir "millones", justo lo que él promete, pero mejor enfriamos un poco las ilusiones...
Rifkin parte de una pregunta aparentemente muy sencilla. ¿Dónde quieres estar dentro de veinte años? Su respuesta pasa por las energías verdes, la tecnología, la transformación de cada edificio europeo y español (ya que su apostolado en nuestro país tiene cierta tradición) en plantas de energía verde. Su plan, evidentemente, es mucho más complejo que este breve sumario y merece una lectura a fondo. ¿Se trata de la fantasía de un americano visionario? Tal vez. Pero al menos es un plan. Algo infinitamente más atractivo y estimulante que pasarnos los días lamentando nuestra desgracia, confiando en milagros imposibles o amputando a diestro y siniestro hasta que no quede nada. O buscando con lupa en los programas electorales: misión imposible.
La virtud de Rifkin es que no rehuye el drama de fondo, la condena al paro de millones de personas en Europa y el vacío absoluto, clamoroso, de soluciones a escala masiva. Justo lo que nos urge.
¿Es su plan la gran solución? Tal como estamos, acaso no importe mucho. Cuenta más el intento de pensar a gran escala, a veinte años vista. O la esperanza de despertar las energías de esta sociedad a través de un objetivo esperanzador, motivador. Por desgracia, cosas insólitas, extravagantes, quiméricas, en este país...
