DÍA 1/ El paraíso dentro del infierno que promete Rajoy


Una frase de Rajoy para el primer día: "Meteremos la tijera a todo, salvo sanidad, pensiones y educación". El camino del infierno está empedrado de buenas intenciones. Estamos mal, pero saldremos adelante. Recortaremos lo que haga falta, pero respetaremos la sanidad, la educación y las pensiones. Bajaremos impuestos y recaudaremos más. Apoyaremos a los emprendedores y los puestos de trabajo que se crearán gracias al "efecto confianza" van a ser el nuevo milagro de los panes y los peces... Cosas así suenan bien. Sabemos perfectamente que no son creíbles, pero suenan bien. Decir lo contrario sería hacerle la campaña a Rubalcaba y movilizar a una izquierda desarbolada, deprimida, gastada. El relato electoral no se moverá ni un milímetro más allá de estos márgenes: estamos mal pero pronto empezaremos a estar mejor, será necesario recortar algunas cosas, lo esencial es intocable, la confianza va a ser nuestro bálsamo de Fierabrás.

¿Hasta el 20-N por la noche? No. Un poco más allá de las Navidades. Unas semanas después de la partida de los Reyes Magos: este país tiene sus propios ritmos, algunos ligados a su peculiar idiosincrasia, otros marcados por un calendario festivo sagrado. Hacia la tercera semana de enero se desatará la tempestad. Entonces, las promesas de la campaña electoral quedarán lejos, muy lejos. Sí, el año pasado dijimos esto y lo otro, teníamos la intención de..., queríamos hacer..., nuestro objetivo era... Pero lo que nos hemos encontrado en los cajones y bajo las alfombras es espantoso. Y no digamos lo que nos espera este 2012 a la hora de negociar deuda en los mercados: el Armagedón es una anécdota en comparación con la madre de todas las batallas que afronta España y que el gobierno socialista dejó como bomba de relojería a sabiendas de que no iban a repetir gobierno.

De modo que las buenas intenciones seguirán siendo justamente eso, buenas intenciones, pero ahora debemos activar el plan de emergencia nacional. Por supuesto, sin olvidarnos de las buenas intenciones: tiempo habrá de recuperarlas, cuando la situación esté bajo control. Para entonces, habrá terminado el tiempo muerto que el tándem Merkel/Sarkozy han concedido a un agónico Zapatero. Y no habrá margen ya para ese paraíso dentro del infierno que promete Rajoy justo ahora. La mayoría lo sabe, no se engaña. Que sea lo que tenga que ser: el viejo fatalismo hispánico abre las puertas de par en par a un tiempo terrible. Pero antes nos concedemos la falsa pausa de las Navidades, la Nochevieja, las ilusiones de la noche de Reyes.

Cuando despertó, el dinosaurio todavía estaba allí...

 
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