DÍA 2 / Space cowboys: todos necesitamos un poco de sur

Felipe&Alfonso o "todos necesitamos un poco de sur". Felipe y Alfonso, juntos como en los viejos tiempos, al rescate del votante perdido, cansado, deprimido. Como Clint Eastwood y los añosos astronautas de "Space cowboys", aún tienen fuerzas para dar mucha guerra, pelear e intentar frenar la trayectoria del meteorito Mariano, en línea de colisión con el planeta PSOE. Con Zapatero missing en combate, intentando sacar pecho en Cannes, los héroes de antaño salen a defender la otrora imbatible plataforma andaluza que, junto a la catalana, puede ser clave para que la derrota sea no más dulce, sino algo menos dramática. La misión es puro pragmatismo: salvar lo que se pueda. "La fuerza del sur": éste era el voluntarioso lema del mitin donde Felipe y Alfonso se esforzaron en respaldar a Rubalcaba. Otra vez en el principio pero ahora desde el final, treinta y tantos años después: el sur. Todos necesitamos un poco de sur... Aunque al socialismo le va mejor al norte y al nordeste, ¿no? Tanto Madrid para esto...

Rajoy o "el quitamiedos". Y mientras tanto Rajoy a lo suyo. A castigar el hígado del candidato socialista (que tiene más confianza de los ciudadanos pero menos votos), presentándolo como "Alfredo calamidad": el contrapunto justo a "Alfredo el eficaz", en boca de Felipe. Es el ritual de campaña: hay que dar caña al adversario, pero sin exagerar ("mi enemigo sólo es el paro y la crisis"), no vaya a darles pena Rubalcaba a los electores más tibios... Rajoy ya sabe que una campaña ganada se puede perder en dos o tres días. Otro ritual imprescindible: quitarle el miedo a la gente. "No perjudicaré a los que lo están pasando peor", una frase que no significa "apretaré las tuercas a los que lo están pasando mejor", ni mucho menos. Acompañada de tópicos vacíos como "tenemos que asfaltar un camino que nos permita ver la luz al final del túnel", que suenan bien y en el fondo no comprometen a nada. Tanta Cope, tanto Losantos, tantos obispos indignados, para acabar repartiendo ansiolíticos y bolsitas de tila...

Duran Lleida o el "yo no quiero ser el salchichón de ese bocadillo". Emparedado entre un PSC que resiste a medias el embate (según las encuestas, pese a perder un tercio de diputados) y un PP que ha pasado de apestado a decisivo en Catalunya, Duran Lleida es un personaje en busca de autor y de mensaje. Los fieles se dan por descontados, pero no son suficientes para afrontar la madre de todas las batallas. No es imposible, ni probable, que el PP empate con CiU o incluso la supere. Si sucede eso, adiós pacto fiscal, adiós ministerio y catalán en la intimidad, adiós "peix al cove". Con el inconveniente de que CiU no es el PNV, capaz siempre de echarse al monte. Por tanto, al personaje sin mensaje le toca sobreactuar. De ahí su escalada verbal con los andaluces gandules (fue su "momento Merkel"), con los magrebíes... Y su hábil cambio de registro: ahora da mítines bilingües, en catalán y castellano, como el PSC o el PP. Mientras Chacón y Fernández Díaz intentan no dar un paso en falso, a eso se reduce su campaña. Tanto posar para el retrato póstumo de la galería ministerial, tanto ejercer de catalán sensato en la villa y corte, para acabar compitiendo con Anglada o con García Albiol, ahora silencioso alcalde del laboratorio de Badalona...

 
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