Esta vez sí. Sin pánzers, sin káisers, sin trincheras, sin luftwaffes ni blitzkriegs. Las nuevas armas secretas, las V2 del siglo XXI, son el dominio alemán del euro y del BCE. Frankfurt se está adueñando de Europa. En la ínsula Barataria y otras tierras de don Quijote, avanza tristemente hacia su final una renqueante campaña electoral, absolutamente ajena a lo que sucede en el mundo y en España. Puro autismo de la política española, la central y las periféricas. Noventayochismo en versión 2.0 para el siglo XXI: España ante sus fantasmas, la España doliente, ensimismada. Mientras tanto, Alemania avanza, dirigida por la Kommandant Merkel hacia su objetivo: ganar la I Guerra Económica Europea del siglo XXI.
Cautivos y desarmados. Cautivo y desarmado el sur, la guerra pronto habrá terminado. Portugal soporta con melancolía atlántica y aires de fado su auto-amputación traumática. Grecia camina a pasos agigantados hacia los años cincuenta del siglo pasado a ritmo de bouzuki triste. Italia, siempre más hábil y creativa, recupera el estilo Lampedusa: que cambie todo para que no cambie nada. Y España, de machada en machada, camino del batacazo final. Ahí van los antiguos alemanes del sur. Con un par, a lo bruto. Como siempre, la vieja vía quijotesca, ruidosa, desenfocada.
El futuro gobierno-macho. Quedan dos días de campaña electoral. Luego podremos celebrar el día de los tontos, también llamado jornada de reflexión: nos conceden un día para que pensemos serenamente, sin ruido electoral de fondo. O eso quieren hacernos creer. Finalmente, tenemos a la vista un largo domingo de urnas, con resultado bastante previsible. Moderado (gracias a los dioses) por un grisáceo y prudente/timorato Rajoy, tenemos a la vista el gobierno macho: el que va a hacer-lo-que-hay-que-hacer. Se van a enterar en los mercados de qué somos capaces los españoles...
De "alemanes del sur" al "sur de Alemania". El domingo por la noche, amable llamada de felicitación de la Kommandant Merkel a Don Mariano. Rápido repaso de la agenda para los próximos meses: tú pórtate bien y verás que vamos a llevarnos bien. Te vamos a echar una mano, dos o las que sean necesarias, pero tú no te apartes ni un milímetro del guión. Si fuisteis capaces de mandar la patética y heroica División Azul a luchar contra el imperio del mal, con un par, si luego nos mandásteis medio millón de gastarbeiters para levantar Alemania über alles, si nosotros más tarde tutelamos la transición española y apostamos por Felipe, si luego Felipe tuvo el detalle de apoyar la reunificación, es evidente que tenemos mucho futuro juntos: ya te diré lo-que-hay-que-hacer. Bueno, ya sabes que Nicolas también va a llamarte, tú no le hagas ni caso: con Francia va a costar más y habrá que maquillar hábilmente el proceso, pero también va a rendirse. O sea que, Mariano, tú vas a hacer historia: España pasará, bajo tu égida, de ser los alemanes del sur a convertirse en el sur de Alemania. Nos vamos entendiendo, ¿no? Ah, sí, por supuesto, mándame algunos ingenieros y yo te sigo mandando turistas y si arregláis pronto vuestro lío inmobiliario es posible que os compremos un par de islas más como Mallorca.
Ritos de vasallaje. La cuenta atrás avanza inexorable. El sur de Alemania sigue en campaña, ruidoso y alborotado como es costumbre, ajeno a los auténticos grandes temas que están en el guión de futuro. En quince días el escenario será radicalmente distinto, emergerá otra agenda. Y en Navidades Frau Merkel felicitará a Don Mariano y le invitará a hacerle una visita de cortesía en Berlín o Frankfurt. Por supuesto, formalmente va a ser una visita de Estado, faltaría más.
Pero todos sabemos que, con Alemania a punto de ganar la guerra y quedarse con Europa, va a ser una visita de vasallaje.
